Parte 25 - El Simillimum



El Simillimum


     Aunque parezca curioso, en la obra de Hahnemann aparece muy pocas veces escrito el término simillimum. Lo he podido encontrar en solo dos sitios, que paso a transcribir:
En el Organon en parágrafos previos a la cita, refiere la existencia de solo dos métodos de curación, el homeopático y el alopático.

 El apartado del parágrafo 56 señala:

“Se intentó crear un tercer modo de emplear las medicinas en las enfermedades por medio de la llamada Isopatía, es decir, un método de curar una enfermedad dada con el mismo principio contagioso que la produce. Pero aún concediendo que esto pudiese hacerse, no obstante, como después de todo, el virus se administra al paciente, muy potentizado, y por consiguiente, en una condición alterada, la curación se efectúa solo por oponer un simillimum a un simillimum.
Intentar curar por medio de la mismísima potencia morbífica (per Idem), contradice todo conocimiento humano normal y por lo tanto toda experiencia. Los que primero dieron a conocer la Isopatía, probablemente pensaron en el beneficio que la humanidad recibe con la vacuna por cuyo medio el individuo vacunado es protegido contra la futura infección variólica y como si fuera curado de antemano. Pero la vacuna y la viruela sólo son semejantes, y de ningún modo la misma enfermedad. Difiere en muchas de sus manifestaciones, principalmente en el curso más rápido y en la benignidad de la vacuna, y sobre todo en que nunca es contagiosa por mera proximidad. La vacunación universal puso fin a todas las epidemias de la mortífera y temida viruela a tal grado que la generación actual no posee  ya una idea clara de las primeras plagas espantosas de viruela.
Además de este modo, sin duda, ciertas enfermedades humanas muy semejantes y así aumentar afortunadamente nuestra provisión de remedios homeopáticos.
Pero usar una sustancia morbífica humana (un Psorinum tomado de la sarna humana) como un remedio para la misma sarna o para las consecuencias dañosas que nacen de allí es ...?
No puede resultar de esto nada más que perjuicio y agravación de la enfermedad.”

     En el Tratado de las enfermedades crónicas,  donde viene refiriéndose a psorinum señala:

“Así «potentizada» y, por supuesto, modificada la substancia de la sarna (Psorinum), cuando sea ingerida ya no será máisops algún «ídem» (lo mismo) respecto de la substancia primaria, originaria, de la sarna. sino un «simillimum» (algo muy similar). Porque entre «ídem» (lo mismo) y «simillimum» ninguna mente sensata puede ubicar algo intermedio; en otras palabras: entre «ídem» (lo mismo) y «simile» (lo similar) sólo es posible ubicar algún «simillimum».* Isopático y «aequale» son expresiones equívocas a este respecto; sensatamente sólo pueden significar «simillimum», puesto que no son «ídem» (tavtov)**.

* Entre «lo mismo» y «lo similar» sólo es posible ubicar lo de máxima similitud. (nota del Traductor)

**Del Griego, «Tavtov» = lo mismo.(nota del traductor)

     Las escasas dos referencias mencionadas no parecen revestir la elocuencia que el término adquirió posteriormente.
Ambas referencias parten del concepto de isopatía definido por Hahnemann como “ un método de curar una enfermedad dada con el mismo principio contagioso que la produce.
Mas allá de que duda de la eficacia real de este método, distingue que los productos que se obtienen de las enfermedades y que se administran como medicamentos, no constituyen la enfermedad en si. En todo caso el supuesto agente causal es modificado por el proceso de preparación del remedio y resultaría un agente muy similar, un simillimum lo llama, pero no el idéntico.

     No obstante,  la utilización del término “el mas similar”, en lugar de simillimum si es desarrollado en muchos de sus escritos:

Parágrafo 27:
“La potencia curativa de las medicinas, por lo tanto, depende de sus síntomas, semejantes a la enfermedad, pero superiores a ella en fuerza (parágr. 12-26), de modo que cada caso individual de enfermedad es destruida y curada más segura, radical, rápida y permanentemente, sólo por medio de medicinas capaces de producir (en el organismo humano) de la manera más similar y completa la totalidad de sus síntomas, que al mismo tiempo sean más fuertes que la enfermedad.”

     Posiblemente el realce del término y enriquecimiento de su significado se deba a Kent.
Incluyo por estas razones algunas de sus palabras :
De los Escritos menores Aforismos y Preceptos, El simillimum:

“Yo suponía que esta cuestión había sido resuelta, pero parece que no estaba bien informado, ya que algunos siguen diciendo que lo único necesario, para curar, es encontrar el nombre de un agente capaz de causar síntomas similares en el hombre sano y que el Simillimum es tal agente; yo no puedo aceptar ésto, como la enseñanza del maestro.
Esta perversión de la verdad, afirma que el mismo agente curará con cualquier dosis o cualquier potencia dada. Mi observación es que el simillimum, el poder o fuerza curativa, no es esencialmente la droga curativa. El simillimum puede encontrarse en Aconitum 200 donde Aconitum 3 x ha fallado. Entonces Aconitum es el agente curativo pero no el simillimum, pero Aconitum 200 es el simillimum. Cuando Aconitum en tintura cura y cura permanentemente, yo confío que es debido a que es el simillimum.
He visto recientemente fallar a Arsenicum 200 en un caso que indicaba tan claramente Arsen., que un novato no se hubiera podido equivocar al verlo, y se sabía que la potencia 200 era genuina y que había servido bien por años; la 10M lo curó rápidamente. El remedio era Arsenicum, pero el Simillimum, era Arsenicum 10M. Vi a este mismo Arsenicum 10M. curar donde la 3 x, 6 x, 30, 60 y 200 habían fallado.
Entonces, - el estímulo debe ser el poder curativo y no el nombre de una droga determinada. Yo puedo afirmar que Ars. es el remedio y no obtener la curación del caso. Seguidamente debo encontrar una potencia apropiada así como contenerme de su repetición. Ha sido hecha la parte más pequeña de la conclusión cuando se ha decidido el nombre del agente curativo. Admito que raramente es necesario ser tan exclusivo, encontrando el poder curativo; pero que esto es lo que a veces ocurre, estoy más que convencido.
 Un doctor amigo, me dijo hace unos días en mi consultorio, que había curado un caso de psoriasis con Ars. 3 x. Dijo que el paciente había tomado éste ininterrumpidamente por un año y cuando suspendió la medicina la enfermedad pareció volver.
Nada puede aprenderse acerca de este caso ya que no había ningún planteamiento claro de los hechos del mismo. Salvo que es mucho más satisfactorio, usar una atenuación muy alta de la droga en la que se confía por sus poderes curativos, en una única dosis. Es el modo de mayor confianza y más seguro de evitar un error. Si el remedio actúa y si la acción es permanente, es casi seguro que es el Simillimum. Si no actúa, no se hizo daño y se puede seleccionar una potencia más baja. Si es seleccionada una potencia más baja y es repetida, tan a menudo como fuera, la sobre acción arruinará el caso y a veces impedirá la posibilidad de curarlo. Si el remedio es homeopático, a una totalidad dada, una sola dosis muy alta puede curar todo el caso. Si, quizás parece necesaria su repetición y la enfermedad solo desaparece mientras el remedio es repetido, es una mala selección y lo mejor es cambiarlo.
Este conocimiento lo adquirimos mientras usamos una potencia alta en un caso dado que nos lleva lenta, aunque seguramente, por la vía del éxito.
Es un gran error correr hacia una potencia más baja, debido a que una alta ha fallado en actuar, aunque ésto puede ser una manera de convencer al hombre de su propia debilidad.
El Simillimum es el poder curativo en cuya búsqueda está todo verdadero homeópata, y tengo la seguridad de que todo verdadero homeópata en su corazón está buscando la verdad. Entonces toda mente desprejuiciada debe saber que el nombre de una droga, como poder curativo, no es más que el nombre de una enfermedad en la enfermedad a curar. Así como cualquier enfermedad dada, tiene una individualidad de variada intensidad en las causas, así se curará en antagonismo con variadas intensidades. Una gota de raíz de aconitum puede curar el cuadro mental en una persona y fallar notablemente en otra, y la 200 curar ese caso en unas horas. Yo no digo que puede, hasta que no veo la acción.

Tuve tiempo atrás un paciente bajo mi cuidado cuyos síntomas eran semejantes a Sulphur. Como yo no había avanzado en el conocimiento más allá de la 6 x, le di tal remedio en la citada potencia, el cual pareció, para mi asombro, aliviarlo. Finalmente Sulph. 6 x dejó de dar alivio continuo, aunque el agente (pues no era un remedio) se repetía continuamente. Yo comparaba Sulph. con el paciente y Sulphur parecía aún el indicado, pero como no lo curaba, pensé que debía cambiarlo.
Cambié y cambié y finalmente el paciente cambió; arruiné mi caso y sentí que alguien lo había «maldito». Nadie tenía la culpa más que yo. Unos tres años después, este paciente, no habiendo encontrado a alguien que pudiera hacerle mejor que yo, mal como estaba, volvió a verme y en ese transcurso, yo ya había cambiado y había abierto los ojos; este paciente había tomado mis drogas crudas pero ya en ese entonces conocía como seguir un caso y como curarlo. El tomó Nux vom. por unas semanas con mejoría, pero todo lo que persistía era el mismo viejo ardor en el vértice de la cabeza y plantas de pies, la misma languidez de estómago a las 11 de la mañana, la misma picazón, el mismo «no me siento bien». Estos síntomas jamás habían encontrado su simillimum.
El famoso Sulphur 55m en una sola dosis y S. L. hizo cambios asombrosos que persistieron cerca de dos meses, cuando el retorno de los síntomas fueron la señal para dar otra dosis. Tres dosis curaron el caso permanentemente; Sulph 55m. era el simillimum.
Sulph. 6 x no era por lo tanto el simillimum. Sulph. fue su remedio pero la atenuación fue elegida después. ¿Porqué esto no es cierto para cualquier agente de la materia médica?
N o hay nada nuevo en estos hechos, pero parece extraño que pueda encontrarse un hombre con cerebro tan pequeño como para no comprenderlos, tan deshonesto consigo mismo, o tan escéptico como para no creerlos.
Las preferencias de los microcéfalos a las vociferadas reflexiones ignorantes, parecen regir el mundo con el peso de la mayoría, pero la Homeopatía ha continuado y continuar desarrollándose, y la gente educada, pensante del mundo, la sostendrá en la medida en que se familiarice con ella. Ningún hombre me restringirá dentro de los límites del microscopio, o de su propia esfera estrecha de observación, o de la verdad que acepta. El hombre que se mantiene en los estratos inferiores de los simillimum potenciales, y demanda que todo el mundo esté de acuerdo con él, está muy limitado como para poder ser llamado médico, o benefactor de la humanidad.
El simillimum puede o no encontrarse dentro de las atenuaciones más bajas, pero positivamente se encuentra para todas las enfermedades curables entre las más y más altas potencias.”

Del Capítulo Discurso :
“Vemos que mientras algunos confían en que una droga imperfectamente seleccionada puede hacer el mismo trabajo que el perfecto simillimun, si es «activada» o administrada en dosis crudas; por otro lado encontramos quienes están dispuestos a asentir que casi todas las prescripciones deben darse en dosis bastantes «altas». Ambas partes están en un error. No podemos dogmatizar acerca de la cuestión de las dosis, aunque aquí todos coincidiremos en que, cuanto mejor es la selección, es decir, cuanto más cerca estamos del perfecto simillimum, menor será la medicina que necesitemos dar. (Más alta potencia nota del . traductor.). Puede establecerse esta proposición en contra de otras opiniones. La experiencia de nuestros mejores prescriptores, es que el simillimum curará la mayoría de los casos del mejor modo si se da en alta potencia y en una dosis, o a lo sumo en unas pocas dosis. Por lo tanto, la experiencia nos dice que las altas potencias son siempre las mejores; esto es experiencia, porsupuesto no es ley.”

     Aclaremos que Kent utilizó dosis únicas, método indicado hasta la 5ta. edición del Organon. No conoció la 6ta. edición donde Hahnemann presenta el método líquido o plus.

     Seguimos con Kent,  también de Escritos menores:

“Para seguir todos los grados de sensibilidad de las enfermedades crónicas, el médico debe manejar sus medicinas de acción profunda en las potencias 30, 200, 1000, 1OM., C. M., y M. M, En algunos pacientes crónicos, si el medicamento que cubre los síntomas es el simillimum, alguna potencia hará toda la curación que pueda, con dos o tres dosis dadas a intervalos largos y luego de los cuales, se deberá seleccionar una potencia más alta. Es preferible comenzar con potencias bajas y luego seguir con las más altas. Cada cambio de potencia trae una acción curativa nueva y más profunda. Algunos dicen que dar potencias muy altas desde el comienzo es cumplir desde el comienzo, pero no es cierto que así se cumpla la curación. En varias enfermedades crónicas, el paciente debe ser mantenido con el remedio por un tiempo largo, y el remedio debe ser manejado de tal modo, que no se interfiera con el poder curativo. Es mejor asegurarse esta acción continua, a través del método conservador. De este modo la curación es siempre suave y permanente. Así mismo si se dan potencias muy altas a personas débiles y extremadamente sensibles, se producirán los trastornos y síntomas antiguos de modo muy violento y rápido, y se fracasará en sostener la acción curativa el tiempo suficiente como para erradicar el miasma subyacente.”

“El «simillimum» podría llamarse a aquel remedio que ha curado al paciente, pero antes de curar aquel caso es solamente el que aparece o se presenta como más similar; un medicamento no puede llamarse «simillimum» hasta que haya efectuado una curación.”

     Vemos de este modo, que la definición de simillimum vertida por Kent, además de considerar el medicamento mas similar al caso,  involucra fuertemente también el tema de las potencias.






El similar


     El similar es un medicamento que se acerca al cuadro del paciente pero que no alcanza a ser el simillimum, es decir el más similar.
Veamos lo que Hahnemann dice al respecto:

     Parágrafo 162:
     “Acontece a veces que debido todavía al corto número de medicamentos conocidos respecto a su acción verdadera y pura,  solo se encuentra una parte de los síntomas de la enfermedad que se trata de curar, en la lista de los síntomas del medicamento más apropiado, por consiguiente este agente morbífico medicinal imperfecto, debe ser empleado por carencia de otro más perfecto.”

     Parágrafo 163:
     “En este caso no debe esperarse del remedio una curación completa exenta de inconvenientes. Durante su uso se ven sobrevivir algunos accidentes que no se observan antes de la enfermedad, y que son síntomas accesorios dependientes de un medicamento imperfectamente apropiado. Este inconveniente no impide, es verdad, que el remedio extinga una gran parte del mal (los síntomas morbosos semejantes a los síntomas medicinales) y que de aquí no resulte un principio de curación bien pronunciado, pero ésta no tiene lugar sin la provocación de esos síntomas accesorios, que tienen la ventaja de ser moderados cuando la dosis es suficientemente pequeña.”

     Un medicamento similar no logrará la curación completa del paciente, pero si puede hacer parte de ella.
Hahnemann señala la probabilidad de aparición de síntomas accesorios dependientes de este medicamento imperfectamente apropiado. Hablaremos de ello a continuación.