Parte 31 - Otros medios terapéuticos planteados por Hahnemann


Otros medios terapéuticos planteados por Hahnemann



     En Ensayo sobre un Nuevo Principio Hahnemann reconoce la dificultad de la ciencia en llegar a conocer las causas primeras de las enfermedades. No obstante, considera al método homeopático el mas cercano a lograr una curación genuina, reconociendo a pesar de ello sus limitaciones.
Señala respecto a los medios o vías curativas:

“La primera vía, y también la más elevada, consiste en destruir o eliminar las causas fundamentales de las enfermedades. Las elucubraciones y los esfuerzos de los mejores prácticos se encaminarán siempre hacia esta meta que es la que está más en conformidad con la dignidad del arte: pero no han llegado a descubrir jamás las causas fundamentales de todas las enfermedades que en la mayoría de los casos quedarán eternamente ocultas al entendimiento humano.”

     Hahnemann plantea así mismo, la existencia de otros medios terapéuticos, como la acción de la fuerza magnética, eléctrica, así como la influencia vital proveniente de un individuo sobre otro.
Tampoco dejó de considerar útiles los masajes, los baños, así como el régimen alimenticio.
Es decir, Hahnemann no se cerró a incorporar otras medidas terapéuticas que aportaran a la curación.



Imanes y electricidad

Leamos los siguientes parágrafos sobre este particular tema:
     Parágrafo 286:
     “La fuerza dinámica del imán, de la electricidad y del galvanismo obran tan poderosa y homeopáticamente sobre nuestro principio de vida, como los medicamentos indicados que combaten las enfermedades tomándolos por la boca, por fricción, o por olfatación. Existen enfermedades, especialmente las de la sensibilidad e irritabilidad, las sensaciones anormales y movimientos musculares involuntarios, que pueden curarse con estos medios. En cuanto a la manera más cierta de aplicar los dos últimos, así como la llamada máquina electro-magnética, permanece todavía en la obscuridad la forma de emplearlos homeopáticamente. Hasta ahora tanto la electricidad como el galvanismo sólo se han usado como paliativos con gran perjuicio del enfermo. La acción pura y positivo de ambos sobre el organismo sano hasta la fecha, ha sido poco experimentada.”

     Parágrafo 287:
     “Se puede emplear el poder curativo del imán con mayor certeza de acuerdo con los efectos positivos detallados en la Materia Médica Pura, en el polo norte y sur de una poderosa barra imantada. Aunque ambos polos son igualmente poderosos, no obstante, no se oponen el uno al otro en su manera de obrar. La dosis puede modificarse por el espacio de tiempo en que uno u otro polo está en contacto con el sujeto, conforme está indicado cada uno de ellos por los síntomas. Para antidotizar una acción demasiado violenta, bastará la aplicación de una placa de zinc pulido.”



Mesmerismo


     La posibilidad de curar a través de la interacción de la propia energía humana de un sujeto sobre otro tampoco fue inadvertida por Hahnemann. La imposición de manos se apoya en este valioso principio. En épocas de Hahnemann algunas de estas prácticas adquirieron bastante difusión conocidas como mesmerismo.

Parágrafo 288:
     Creo necesario hablar también aquí del magnetismo animal, como es nombrado, o más bien Mesmerismo (como debería llamarse por consideración a Mesmer su fundador) que difiere mucho por su naturaleza de todos los otros agentes terapéuticos. Esta fuerza curativa, con frecuencia negada y desdeñada tan estúpidamente por una censura, obra de diferentes maneras. Es un don maravilloso e inapreciable concedido por Dios al género humano por cuyo medio la voluntad enérgica de una persona bien intencionada ejerciéndose sobre un enfermo por contacto o sin él y aún a cierta distancia, puede transmitir dinámicamente a otra persona, la energía vital del magnetizador dotado de este poder (de la misma manera que uno de los polos de una poderosa varilla imantada lo hace sobre una barra de acero).
Obra en parte restituyendo al organismo del enfermo su fuerza vital que es deficiente en algún punto; en parte también, en lugares en que la fuerza vital está acumulada en exceso y provoca desórdenes nerviosos, la separa, la disminuye y la distribuye uniformemente. Extingue en general el estado morboso del principio vital del paciente, y sustituye en su lugar la fuerza poderosa normal del magnetizador, como en los casos de curación de úlceras antiguas, amaurosis, parálisis parcial, etc. A esta clase pertenecen muchas de esas curaciones rápidas y evidentes realizadas por magnetizadores dotados de gran poder natural. El efecto más brillante de la transmisión del poder humano a todo el organismo, se ve en los casos de resurrección de personas que han permanecido algún tiempo en un estado de muerte aparente, por la voluntad muy poderosa y afín de un hombre dotado de gran energía vital (*). De esta clase de resurrecciones la historia refiere muchos ejemplos innegables.
     El magnetizador de uno u otro sexo, capaz al mismo tiempo de un entusiasmo bondadoso (aunque degenere en intolerancia, fanatismo, misticismo o sueños filantrópicos), podrá, a veces, realizar milagros aparentes si estuviese en absoluto dotado de fuerza suficiente para el cumplimiento abnegado y filantrópico de dirigir y al mismo tiempo de concentrar el poder de su voluntad imperativa sobre el sujeto que necesita su ayuda.”

(*) “Especialmente una de tales personas de las que no hay muchas, quien, además de una gran bondad y poder físico perfecto, no posea sino un deseo muy moderado por las relaciones sexuales, por consiguiente no le ocasionará gran molestia suprimirlas por completo; de manea que todo el fluido vital más delicado que debería emplearse en la preparación del semen, está listo para ser transmitido a otros por contacto y por deseo poderoso de la voluntad. Algunos magnetizadores de gran poder a quienes he conocido, todos tenían este carácter peculiar.”

     Parágrafo 289:
     “Todos los métodos mencionados anteriormente de practicar el mesmerismo, se fundan en el aflujo de una mayor o menor cantidad de fuerza vital al cuerpo del enfermo, de aquí que se le llame mesmerismo positivo (1*). Existe no obstante otro modo e emplear el mesmerismo que produce precisamente el efecto contrario y por eso merece el nombre de negativo. A este pertenecen los pases que se usan para despertar a una persona sonámbula y también todas las operaciones manuales conocidas con los nombres del calmar y ventilar. La manera más segura y sencilla de efectuar esta descarga por medio del mesmerismo negativo, de la fuerza vital acumulada con exceso en una parte del cuerpo de una persona no debilitada, consiste en un movimiento muy rápido de la mano extendida, mantenida paralela y a una pulgada del cuerpo, desde el vértice de la cabeza hasta la extremidad de los pies (2*).
Cuanto más rápido es este pase, tanto más fuerte es la descarga que produce. Así, por ej., en el caso de que una mujer antes sana, (3*) por la supresión repentina de sus reglas por una conmoción mental violenta, caiga en un estado de muerte aparente, puede ser descargada de la fuerza vital que está probablemente acumulada en la región precordial, por medio de un pase rápido negativo que restablecerá el equilibrio en todo el organismo, de manera que la resurrección por lo general se presenta en seguida (4*). De la misma manera, un pase negativo suave y menos rápido disminuye la inquietud excesiva y el insomnio acompañado de ansiedad, algunas veces producidos en una persona muy irritable por un pase positivo demasiado poderoso, etc.”

(1*) “Tratando aquí de la virtud curativa, cierta y decidida del mesmerismo positivo, no hablo del abuso que tan comúnmente se hace, cuando repitiendo estos pases por espacio de media hora, una hora y aún día tras día, se produce en sujetos cuyos nervios son débiles, este enorme trastorno de toda la economía humana que se llama sonambulismo, estado en que el hombre, sustraído al mundo de los sentidos, parece pertenecer más al de los espíritus, estado contrario al de la naturaleza y extremadamente peligroso, por medio del cual más de una vez se ha intentado curar las enfermedades crónicas.”

(2*) “Es una regla suficientemente conocida que la persona que se quiere magnetizar positiva o negativamente, no debe usar seda en ninguna parte del cuerpo.

(3*) “Por consiguiente un pase negativo, sobre todo si es muy rápido, es muy perjudicial a una persona delicada atacada de una enfermedad crónica y deficiente en fuerza vital.”

(4*) “Un joven aldeano fuerte, de diez años, con motivo de una ligera indisposición, recibió de una profesional magnetizadora varios pases muy fuertes con la extremidad de ambos pulgares desde el epigastrio hacia el borde inferior de las costillas, y al momento se puso mortalmente pálido, y cayó en tal estado de inconsciencia e inmovilidad que todo esfuerzo fué vano para despertarle y se le consideró como muerto. Hice que su hermano mayor le diese un pase negativo muy ligero desde el vértice de la cabeza hasta los pies, y en instante recobró la conciencia volviendo a estar vigoroso y bien.”


Masajes


Los masajes también fueron considerados por Hahnemann útiles en el proceso curativo.

     Parágrafo 290:
     “Aquí también corresponde hablar del llamado masaje practicado por una persona vigorosa y bondadosa en un enfermo crónico, que aunque curado, sufre todavía de enflaquecimiento, debilidad de la digestión y de insomnio, debido a una convalecencia lenta. El apretamiento y amasamiento moderado de los músculos de los miembros, pecho y espalda cogidos separadamente, despierta el principio vital de modo que se obtiene y restablece el tono de los músculos y la actividad sanguínea y de los vasos linfáticos. El carácter principal de este procedimiento es la influencia magnética, y no debe abusarse de ella en enfermos que están todavía muy sensibles.”


Baños


Lo mismo cabe decir respecto a los baños.

     Parágrafo 291:
“Como auxiliares útiles en el restablecimiento de la salud, tenemos los baños de agua sola que son en parte paliativos y en parte homeopáticos en las enfermedades agudas así como también en la convalecencia de las enfermedades crónicas, teniendo en cuenta para su aplicación la naturaleza de la convalecencia, la temperatura del baño, su duración y repetición. No constituyen un verdadero medicamento, pues aún cuando sean bien aplicados, sólo producen cambios físicos beneficiosos en el enfermo. El baño templado a 25 o 27º R. sirve para despertar la sensibilidad adormecida del sistema nervioso (en casos de congelación, ahogo, asfixia). Aunque son sólo paliativos, no obstante, cuando se dan acompañados de la administración de café, y de fricciones, con frecuencia demuestran suficiente actividad. Pueden ayudar homeopáticamente en casos en que la irritabilidad nerviosa esté distribuida y acumulada muy desigualmente en algunos órganos, como en ciertos casos de espasmos histéricos y convulsiones infantiles. De la misma manera obran homeopáticamente los baños fríos a 10 o 6º R. en personas de calor vital deficiente, curadas con medicamentos de alguna enfermedad crónica. Por inmersiones instantáneas y después repetidas, obran como un paliativo restaurando la tonicidad agotada. Con este fin, tales baños deben usarse de corta duración, más bien por minutos. A una temperatura cada vez más baja son paliativos que sólo obran físicamente y por consiguiente no tienen las desventajas de una acción contraria que es de temerse con los medicamentos dinámicos paliativos.”



Dieta


     Hahnemann también puso énfasis en la alimentación, como un aspecto importante del tratamiento y de un régimen saludable.
No es la intención de este trabajo abordar el tema de la alimentación en profundidad, sino solo señalar que Hahnemann no dejó de lado este punto y mencionar algunos consejos que brindó al respecto.

En el Tratado de Las Enfermedades Crónicas hace una serie de indicaciones al respecto:
En lo concerniente a la dieta y al modo de vivir de estos pacientes sólo daré algunas indicaciones generales dejando librado al criterio del facultativo homeópata las modalidades de su aplicación en cada caso individual.
Es evidente que todo aquello que obstaculice la curación debe ser eliminado. Pero dado que tenemos que tratar enfermedades abrumadoras de curso muy lento, a las que no es posible eliminar rápidamente y puesto que estos casos se dan con mayor frecuencia en personas de edad madura y en ancianos cuyos modos de vivir no nos es dado alterar fundamentalmente -así se trate de gente pudiente como de menores recursos y hasta de muy pobres- será  preciso admitir restricciones y modificaciones al modo de vida estricto que normalmente prescribe la Homeopatía, a fin de que todos los pacientes, por mucho que difieran entre sí, puedan hallar la curación de sus tan agobiantes enfermedades. Dieta y modo de vivir estrictamente homeopáticos no son decisivos para la curación del enfermo -como afirman nuestros opositores a fin de restar mérito a la Homeopatía- lo que sí es decisivo es el tratamiento médico. Esto ha podido ser comprobado en muchos pacientes que, por haber admitido falsas argumentaciones al respecto, han observado durante años las más estrictas dietas homeopáticas sin haber logrado por ello disminuir su enfermedad crónica; por lo contrario, éstas han seguido incrementándose a despecho de la dieta, como es de rigor que ocurra en toda enfermedad de índole crónica debido a su naturaleza miasmática.
Es por ello que el facultativo homeópata en sus prescripciones debe adaptarse a las circunstancias en cuanto se refiere a dieta y modo de vivir, a fin de que el tratamiento sea llevadero; de este modo avanzará en su propósito de sanar por completo con mucha mayor seguridad que si insistiera obstinadamente en el cumplimiento de normas estrictas que, a veces, hasta ni pueden ser observadas”.

     “En lo que respecta a la dieta, todos los pacientes deseosos de sanar de alguna enfermedad prolongada deberán soportar limitaciones aun cuando la enfermedad crónica no sea dolencia abdominal; con la gente pobre no serán necesarias limitaciones muy estrictas y en especial si el paciente puede continuar ejerciendo su oficio, con lo que ejercitará su cuerpo. Las personas muy pobres pueden recuperar su salud hasta con su magra dieta de pan y sal y no habrá  de obstaculizar su recuperación el moderado consumo de patatas, sopas de harinas, o queso fresco; tan sólo será  preciso recomendarles moderación respecto de condimentos que contengan cebolla y pimienta.
 Quien tenga el propósito de recobrar su salud, así esté sentado a mesa principesca, podrá  encontrar platos que cumplan con todos los requisitos de la dieta natural.
     Mayores dificultades hallará  el médico homeópata cuando deba decidir respecto a bebidas. El café tiene muchos efectos nocivos para la salud corporal y mental, que ya describí en mi obrita: «Los efectos del café» (Wirkungen des Kaffees, Leipzig, 1803), pero a tal punto se ha convertido en hábito y hasta en necesidad, en la población de la mayoría de las naciones que se consideran civilizadas. que extirparlo resultará tan difícil como extirpar el prejuicio o la superstición, salvo que el médico homeópata empeñado en curar la enfermedad crónica insista en la prohibición total, absoluta.”
     “El centeno o el trigo, torrado en un tambor como se hace con el café y preparado en infusión, tiene aroma y sabor parecido y varios países, ricos y pobres, consumen con agrado este sucedáneo.
     Lo mismo puede afirmarse de las dispendiosas confituras de todo tipo, también del mucho más barato té de China, que tan lisonjeramente halaga los nervios y tan insidiosa e inevitablemente los perturba y debilita. Aunque se lo prepare en infusión liviana y solamente se beba un poco por día, jamás es inofensivo, así se trate de personas jóvenes o de mayor edad que lo consumen desde la infancia y bueno sería que lo reemplazaran por alguna otra bebida innocua.”
     “Respecto de las limitaciones que conciernen al vino el facultativo puede ser mucho más tolerante puesto que, tratándose de pacientes crónicos, pocas veces será  necesario proscribirlo totalmente. Quienes desde su juventud estén habituados al consumo abundante de vino puro* no les será  posible dejarlo de inmediato y totalmente y menos posible les será  cuanto mayor sea su edad. Si esto se impusiera acarrearía tal disminución repentina de fuerzas que obstaculizaría su curación y hasta podría poner en riesgo su vida. Pero durante las primeras semanas de tratamiento podrán satisfacerse bebiendo una mezcla, partes iguales, de vino y agua y posteriormente una de vino por dos de agua, luego por tres, cuatro, cinco y finalmente por seis de agua y un poco de azúcar. Esta última mezcla podrá  permitirse a todos los pacientes crónicos como bebida habitual.”
     “En el tratamiento de las enfermedades crónicas será  imprescindible abandonar el whisky y el aguardiente. No Obstante, ello requerirá  tanta firmeza en la ejecución como consideración respecto de la cantidad permitida. Si las fuerzas decayeren apreciablemente a consecuencia de la supresión total, podrá  permitirse durante algunos días una pequeña cantidad de buen vino puro y luego vino mezclado con varias partes iguales de agua, de acuerdo con las circunstancias.”

(Véase también en obstáculos a la curación , parágrafo 260 pág. 281)