Parte 26 - Síntomas Nuevos



Síntomas nuevos



     La aparición de síntomas nuevos tras la administración de un remedio puede tener distintos significados.
Puede resultar como anteriormente se señalaba, la consecuencia de un remedio parcialmente similar que provoca algunos síntomas pasajeros, que en el marco de una evolución general buena no resultan importantes y ceden espontáneamente.
     Otra posibilidad es que los síntomas nuevos muestren un empeoramiento global del paciente. En este caso hablan de una mala elección del remedio y éste debe suspenderse, retomándose el caso.

     Parágrafo 156:
     “No obstante, casi no existe medicamento homeopático, por bien elegido que haya sido, sobre todo si es administrado a una dosis insuficientemente pequeña, que no produzca en pacientes muy irritables y sensibles, al menos alguna molestia trivial y extraordinaria, algún pequeño síntoma nuevo mientras dura su acción, porque es casi imposible que el medicamento y la enfermedad pudieran cubrirse el uno a la otra sintomáticamente y con exactitud como dos triángulos de lados y ángulos iguales. Pero estas (en circunstancias ordinarias) diferencias insignificantes fácilmente son extinguidas por la actividad potencial (energía) del organismo viviente y no son percibidas por los pacientes que no sean excesivamente sensibles; la reparación progresa sin embargo, hasta el restablecimiento perfecto, si no fuese impedido por la acción de sustancias medicinales heterogéneas, por errores en el régimen o por excitación de las pasiones.”


     Parágrafo 249:
     “Todo medicamento que prescrito para un caso dado produce en el curso de su acción síntomas nuevos y perturbadores que no pertenecen a la enfermedad en tratamiento, no es capaz de realizar una mejoría efectiva, (*) y no puede considerarse como elegido homeopáticamente; se debe, también en el caso de que la agravación sea considerable, neutralizar primero parcialmente tan pronto como sea posible con un antídoto, antes de dar el medicamento siguiente elegido con más cuidado conforme a la similitud de acción; y si los síntomas molestosos no fuesen demasiado violentos, el siguiente remedio debe darse inmediatamente, con el fin de que reemplace al que fue impropiamente elegido (**).”

(*) “Como la experiencia demuestra que la dosis de un medicamento homeopático especialmente apropiado, no puede ser tan pequeña al grado de que no produzca una mejoría perceptible en la enfermedad, se obraría sin razón y se perjudicaría cuando al no haber alivio, o si lo hubiese fuese muy ligero seguido de agravación, se repitiese o aumentare la dosis del mismo medicamento, como se hace en la antigua escuela, bajo la creencia errónea de que no fué eficaz por su pequeña cantidad (su demasiada pequeña dosis). Toda agravación por la producción de síntomas nuevos, cuando nada desfavorable ha ocurrido en el régimen mental o físico, demuestra invariablemente que el medicamento dado anteriormente no es apropiado al caso, pero nunca indica que la dosis ha sido demasiado pequeña.”

(**) “El médico bien documentado y cuidadoso a conciencia, nunca se verá obligado a usar en su práctica ningún antídoto si es que ha dado, como debería de ser, el medicamento elegido en la más pequeña dosis posible. Semejante dosis infinitesimal del remedio mejor elegido restablecerá el orden completamente.”

     Parágrafo 250:
     “Cuando es evidente, al médico observador que investiga cuidadosamente el estado de la enfermedad, en casos urgentes, que después de sólo seis, ocho o doce horas de haber hecho una mala elección en el medicamento administrado últimamente, el estado del paciente se agrava perceptible aunque ligeramente por la aparición de síntomas nuevos y sufrimientos, le es, no sólo permitido, sino que es su deber corregir su error con la elección y administración del remedio homeopático, no sólo del medicamento indicado, sino del más apropiado posible para la enfermedad existente (parágr. 167).”

     Parágrafo 254:
     “La aparición de síntomas nuevos o el incremento de los existentes, o al contrario, la disminución de los primitivos sin adición de otros nuevos, disipará pronto toda duda de la mente del médico que observa e investiga atentamente, respecto a la agravación o mejoría; aunque hay entre las personas enfermas unas incapaces de informar de esta agravación o mejoría, y otras que no quieren confesarla.”

     Parágrafo 256:
     “Por otra parte, si el enfermo menciona la presentación de algún accidente o síntoma nuevo de importancia -señal de que la medicina escogida no ha sido estrictamente homeopática- aún cuando nos asegure amablemente que se siente mejor, como no es raro el caso en enfermos de tuberculosis con abscesos pulmonares, no debemos creer esta afirmación, sino considerar su estado tan agravado como que pronto será perfectamente claro.”

     Para Hahnemann los síntomas nuevos pueden adquirir otro significado además de los dos anteriormente mencionados: ser síntomas del paciente que el medicamento despierta y que permiten visualizar una nueva imagen de la enfermedad, facilitando muchas veces encontrar el remedio mas adecuado al caso.
Vayamos a los parágrafos al respecto:

     Parágrafo 180:
     “En este caso el medicamento que se escogió también como ha sido posible, pero que, por las razones antes dichas, es solo homeopático imperfectamente producirá en su acción sobre la enfermedad que le es análoga solo en parte, justamente como en el caso mencionado arriba (parágr. 162 y siguientes) en que el número limitado de remedios homeopáticos hace la elección imperfecta, producirá síntomas accesorios y diversos fenómenos pertenecientes al grupo mismo de sus síntomas que están mezclados con el estado de salud del paciente, pero que sin embargo, son, al mismo tiempo, síntomas de la enfermedad, aunque hasta ahora nunca o muy rara vez se hubieran notado; y aparecen algunos síntomas que el paciente nunca había sentido antes, u otros solo los había experimentado vagamente se hacen pronunciados.”

     Parágrafo 181:
     “Se objetará que los fenómenos accesorios y los síntomas nuevos de la enfermedad que ahora se presenta, deben atribuirse al medicamento que se acaba de emplear. A él, en verdad, deben su origen (*), pero son síntomas de tal naturaleza que solo esta enfermedad es capaz de producir en este organismo, que serán gobernados en adelante y obligados a aparecer por el medicamento administrado, que debe su poder al hecho de causar síntomas similares. En una palabra, debemos considerar toda la colección de síntomas que se notan ahora, como pertenecientes a la enfermedad misma, a la condición actual, y de acuerdo con esto dirigir nuestro tratamiento ulterior.”

(*) “Cuando no sean producidos por un error importante en el régimen, una emoción violenta, un desorden tumultuoso en el organismo, como la presentación o cesación de la menstruación, la concepción, el parto, etc.”

     Parágrafo 182:
     “De este modo la elección imperfecta del medicamento, que en este caso fue casi inevitable, debido al número demasiado limitado de síntomas existentes, sirve para completar la manifestación de los síntomas de la enfermedad, y de esta manera facilitar el descubrimiento de un segundo medicamento homeopático más exactamente apropiado.”

     Parágrafo 183:
     “Siempre que, por esta razón, la dosis del primer medicamento deja de tener efecto benéfico (si los síntomas nuevamente desarrollados no piden, por razón de su gravedad, ayuda más pronta, lo que es excesivamente raro por la pequeñez de la dosis del medicamento homeopático y en las enfermedades muy crónicas) debe hacerse un nuevo examen de la enfermedad y anotarse el status morbi actual y elegir un segundo remedio homeopático de acuerdo con él, que cubra exactamente el estado presente y que sea todo lo más apropiado posible que entonces pueda encontrarse, pues ya el grupo de síntomas es más amplio y más completo (*).”

(*) “En caso de que el paciente (que, no obstante, muy rara vez acontece en las enfermedades crónicas, pero no así en las agudas) se sienta muy malo, aunque sus síntomas sean muy vagos, de tal manera que este estado pueda atribuirse al entorpecimiento del sistema nervioso, que no permite que los sufrimientos y dolores del paciente se perciban con claridad, el opium remueve esta torpeza de la sensibilidad interna, que en su acción secundaria o reacción hace más aparentes los síntomas de la enfermedad.”

     Parágrafo 184:
     “De manera semejante, después que cada dosis nueva de medicamento ha agotado su acción, cuando ya no es conveniente ni útil, debe anotarse de nuevo el estado de la enfermedad que aun persiste respecto a sus síntomas y buscar otro remedio homeopático, tan apropiado como sea posible para el grupo de síntomas que se observan, y así sucesivamente, hasta el restablecimiento completo.”

     De este modo, vemos que en ocasiones un similar puede ser un buen remedio que ayude a orientar el camino hacia el simillimum.